Amistad
Paola
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Mi primera experiencia en una reunión de ayuda mutua fue muy inesperada. Me sorprendí a mí misma. A pesar de saber que se trata de un grupo que recién comienza, no pude dejar de involucrarme, primeramente con el lineamiento escogido por mí y, posteriormente, con el tema elegido.
Fue muy fuerte empezar a hablar de La Amistad. A partir de allí, hice memoria sobre las amistades que he tenido, sobre si he sido buena o mala amiga y, de repente, toqué un punto muy delicado, muy frágil. Tuve que hacer una pausa, porque ya no podía hablar. Me tuve que tragar mis lágrimas para continuar.
Aún no puedo creer en la fuerza que puede tener un grupo de autoayuda para sensibilizarnos de esa manera; para hacerme hablar. Además no es fácil sólo hablar de uno, en primera persona. Cuando traté de hacerlo sin salirme de ese “yo” fue muy difícil y comprometedor.
Cuando hablaban otros, me di cuenta que también estaban haciendo un esfuerzo por decirlo todo en primera persona. Hubo quien de plano nunca se percató de ello y habló en plural. Todos nos abrimos para contar cosas muy íntimas. Eso nos dio confianza y nos seguimos hasta el fondo de nuestros sentimientos. Lloramos y entendimos al otro. Nunca hubo prejuicio ni recomendaciones, así que no nos sentimos señalados. Fue una reunión muy bonita.
El cierre fue lo mejor. Luego de un aplauso lo más fuerte fue el abrazo que decidimos darnos. No sabía qué decir. No quería que me lo dieran porque seguía muy sensible: !Capaz que me ponía a llorar !En fin, fue algo padrísimo que me gustaría repetir.