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La junta

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La Junta

 

¿Quien coordina?

“No sé si mis compañeros estén de acuerdo que des tu experiencia o que demos una poca de experiencia de nosotros mismos, para que te vayas ambientando. Si te sientes agredido, si te sientes mal o eso no hay problema. Tú puedes decir cómo te sientes. Si tú no quieres que nosotros intervengamos en tu vivencia, tienes derecho. O si no quieres decir nada, también tienes derecho. Todo lo que se hable aquí, aquí se queda y no sale.”

Si en el grupo de autoayuda se trata de que todos participen, entonces ¿Quién organiza todo? ¿Quién coordina? Tal vez es nuestra educación o tradición autoritaria la que nos hace dudar sobre la capacidad de cualquier grupo de personas para organizarse y trabajar sin que uno sea director o guía. Aunque abundan los ejemplos, como en los niños que se organizan para jugar y los mejores equipos deportivos o círculos de estudio, aquí lo que interesa es pensar en las ventajas y motivos del trabajo democrático y la colaboración sin dirección en un grupo de autoayuda.

Cuando un grupo pequeño de personas tiene un proyecto y objetivos claros, el liderazgo personal es un gran estorbo. El ego de uno o más individuos, por muy ecuánimes y bien intencionados, termina por hacerse obstáculo de la colaboración. Estando claros con respecto a lo que buscan y el rumbo, los mejores resultados se producen cuando todos participan creativa y activamente; con libertad y pasión; con el deseo de contribuir. Esto se produce cuando cada uno tiene presentes los objetivos y le interesa integrarse al proyecto, pero desaparece en el momento que alguien intenta tomar el control, imponer su punto de vista o forma de hacer las cosas, y llevar al grupo en una dirección distinta a la que se estableció de común acuerdo.

La experiencia como integrante de grupo de autoayuda enseña que la mejor forma de ayudar es participando como cualquier otro. Un pequeño liderazgo se manifiesta cuando uno le comparte a cada nuevo integrante su experiencia en el propio grupo y las formas en que ha encontrado que puede contribuir a su funcionamiento. Explicando los mecanismos, rutinas y roles que cualquiera puede desempeñar o apoyar, se ayuda a que la coordinación sea una función a cargo de todos. Los roles y responsabilidades, incluso cuando tienen el título de "coordinación", son temporales y efímeros. Cada uno es simplemente otro integrante más.

 

Rumbo y curso

“No me morí como pensaba que me iba a morir. No me morí. Aquí estoy. Lo bueno es echarle ganas y no tener miedo, porque por el miedo no puede uno hacer muchas cosas que en verdad debíamos haber hecho desde el principio.”

Cuando el nombre, lema, declaración de principios, textos básicos, principios y lineamientos de un grupo definen con claridad su carácter, características, objetivos y forma de trabajo, cada nuevo participante necesita solamente comprenderlos y asimilarlos. Lograr que así sea es tarea de todos.

Existen muchas formas de organización social social y métodos para colaborar que funcionan sin un coordinador. Tal vez en la raíz de la felicidad se pueda encontrar la justicia propia de la libertad que implica la democracia, el respeto a la autodeterminación y la concertación de la participación social significativa que nos brindan identidad, propósito y pasión por la vida. Sin entrar demasiado en cuestiones filosóficas, es necesario pensar ejemplos de organización grupal y actividades productivas en las que todos contribuyen por igual. Uno de los primeros que vienen a la mente es la familia.

En la comida familiar se expresan los rituales y tradición de una cultura. También su propia historia como familia y las formas de relacionarse entre sus integrantes. En los mejores casos, la comunicación; fuertes vínculos emocionales; libertad de expresión y apoyo mutuos son las características esenciales. Esto sucede cuando hay menos autoritarismo y más comunicación y capacidad de coordinación y concertación, para definir el rumbo. Similarmente sucede en otros grupos, como los de autoayuda y se logra mediante formas de organizarse y colaborar que lo hacen posible, porque se fundamentan en las premisas de la ayuda mutua.

 

Proyecto líder

“Tu caso se puede decir que está empezando. Sabemos que tiene solución, por medio de este grupo. Para lo que tú vienes, aquí es escucharnos entre los compañeros, para ofrecernos ayuda mutua. Aquí la tenemos.”

Como en tantos grupos eficaces y valiosos para sus integrantes, el líder de un grupo de autoayuda es su proyecto. Cada una de sus juntas de trabajo son una forma de organización social encaminada hacia objetivos específicos, con los que cada integrante decide participar por cuenta propia. El ritual, la tradición, los hábitos y costumbres que con el tiempo se establecen son todos parte de lo que permanece, por ser útil o necesario para sostener el rumbo y dirección de la colaboración concertada.

En los grupos de autoayuda la coordinación del trabajo conjunto es una función, sostenida mediante formas de trabajo, rutinas y rituales que tienen cada uno su papel. Es esencial que todos entiendan claramente el motivo detrás de cada mecanismo, para evitar así injusticias, arbitrariedades, autoritarismos y todo lo que va en contra de una disposición positiva en cada integrante, para colaborar activamente y con ahínco.

Cuando una persona intenta tomar el control o "corregir" el curso por cuenta propia, hacerse dueño o líder del grupo, lo único que expresa es su personal falta de capacidad para respetar los mecanismos democráticos, el proceso grupal y las decisiones conjuntas. Antes que modificar al grupo, su trayectoria y objetivos, se beneficia quien aprende a colaborar, transformándose, al comprender lo que personalmente le lleva a intentar "tomar el control". En un grupo de autoayuda, una de las principales ventajas de participar es el avance y aprendizaje que se hace posible con la participación social y colaboración en un proceso de ayuda mutua.

 

Organización del trabajo


“Mi nombre es Elsa. Necesitamos repetir varias veces nuestros nombres, para que poco a poco vayamos familiarizándonos.”

Para que cada reunión se lleve a cabo, hay roles definidos que cualquier integrante puede asumir, haciéndose cargo de una tarea específica. La hora de inicio y lugar, así como otras muchas cosas son fijas. Pero la organización del trabajo es una tarea que se coordina conjuntamente, dividiendo las acciones necesarias en actividades sencillas y manejables. Las juntas son una rutina establecida, frecuentemente por escrito. Rutina y objetivos claros hacen posible que se lleve a cabo la junta, sin importar quien llegue .

Como en otros grupos, hay una serie de momentos y etapas de la reunión. Pueden dividirse en el proceso inicial; "caldeo"; trabajo; desenlace y cierre. Los participantes van llegando; se organizan; siguen la rutina inicial; se van adentrando en un tema y proceso de trabajo; desarrollan el tema; van resolviendo, concluyendo y terminando; pasan a la rutina de cierre; levantan y se despiden. En cada grupo y caso, debido justamente a que en lugar de una coordinación profesional y especializada, se trata de una labor conjunta, se suele seguir una guía de juntas. En ella se detallan las distintas acciones que corresponden a las principales etapas de cada reunión. Puede haber además un plan de trabajo, propio del tipo de junta que se realiza, e incluso materiales y lecturas, propias de un plan de junta específico. (Véase el sub menú de Tipos de junta en el menú de Recursos.)

 

La Junta: Etapas y proceso

 

Inicio

“Estuve pensando, en su pobre casa de lo que tratamos hace ocho días. Aprendí. Yo saqué mucho de la junta de la semana pasada.”

Las y/o los integrantes van llegando y saludándose. Inicialmente puede ser necesario desde abrir el local, hasta acomodar y preparar el espacio. Cuando llega la hora, alguien invita a comenzar y todos toman sus asientos. Cada elemento de la rutina ayuda a establecer una situación, propicia para centrar el trabajo en el tema que convoca a todos. Las siguientes son algunas actividades que se ofrecen como ejemplos de lo que suele en algunos grupos llevarse a cabo al comenzar la junta:

  • Elección o inscripción voluntaria de responsables para cada uno de los roles, establecidos para las distintas actividades que en cada reunión se realizan y distribuyen, entre los asistentes. Secretario, cafetería, moderador, recepción y otros que son también denominados servicios
  • Saludo y bienvenida
  • Lectura de una declaración de principios o texto de inicio de reunión
  • Lectura de la minuta, resumen de la reunión anterior, pensamiento o texto complementario
  • Determinación del tipo de junta que se llevará a cabo
  • Avisos e invitaciones
  • Presentación de nuevos participantes y/o ritual de bienvenida
  • Lectura de la declaración de principios o resumen de las normas básicas y propósito del grupo.

 

"Caldeo"

“Me dijo mi esposo: ¡Ya se te quitó lo loca! Porque ya no eres la misma desde que estás en el grupo.”

Aún cuando la mayoría se conoce, suele haber una rutina introductoria de presentaciones o participaciones, con las que cada uno va entrando en el tema y trabajo. En grupos o reuniones donde la forma de sentarse es con vista al frente, este proceso puede ser menos visible.

Al ir comenzando, suele también haber un tiempo para que cada integrante toque inicialmente el tema planteado, o bien hable de cualquier asunto que tiene interés por poner en juego.

En algunos casos, se lee y comenta algún texto que sirve de organizador y disparador, para las participaciones y el trabajo. En reuniones "de estudio", la lectura generalmente se hace a todo lo largo de la reunión, cuando interviene cada persona que toma la palabra.

 

Trabajo

“Pero donde estaba, todo ese tiempo vivía apartada. Yo estaba, pues muerta en vida. Se siente muy feo. Y ahora digo, mil veces mi libertad a atarme a otra persona de esa forma.”

Dependiendo del tipo de reunión y tema que se trate, incluso en el caso de reuniones sin uno definido, la parte central del tiempo de trabajo puede seguir varias formas. Generalmente hay un patrón sencillo y claro. El relevo ordenado y respetuoso de la palabra, así como la forma de hablar son lo que hace posible el avance, gracias al común acuerdo del tipo de colaboración propia del grupo de autoayuda y la ayuda mutua. (Véase La Palabra en el menú de Recursos.)

En algunos casos, cada quien toma la palabra en secuencia, hasta haber participado todas y/o todos. En otros, la palabra se toma más voluntariamente y se pasa a quien la solicite o falte de hablar. Quien tiene la palabra suele ser quien decide quien sigue. Se invita a participar a todos o bien se elige a alguien, sin que hacerlo sea obligatorio. En algunos grupos hay una lista en que se anotan quienes desean hablar. En otros es el moderador o "coordinador" en turno y que se anotó para esa reunión quien decide entre quienes levantan la mano.

 

Desenlace

“Yo lo que aprendí es a identificarme más. Darme cuenta que estoy trabajando mucho en esta parte de mi persona. Darme cuenta todavía lo que me falta por trabajar. Y bueno, me doy cuenta que aprendí mucho de ustedes hoy.”

La parte final de la reunión suele tener una forma distinta. Se trata de ir concluyendo, cerrando y recapacitando sobre lo que se habló, aprendió y trabajó en la reunión. En algunos casos cada integrante toma la palabra en secuencia. En otros, se usa una frase o consigna que marca el objetivo de la última intervención, como por ejemplo:

  • "Qué aprendí hoy"
  • "¿Cómo me siento y cómo me voy?"
  • "¿Qué me llevo?"

Se trata de un desenlace que permite a cada uno recapacitar, sobre lo que se logró en la reunión, para reconocer el avance. También permite pasar a un momento emocional distinto: El cierre es en todos sentidos, para el grupo y para cada uno en lo personal.

 

Rutina final

“… entonces aquí fue como comencé a ser feliz.”

Acabado el trabajo grupal, se pasa generalmente a las actividades finales:

  • La lectura de un texto de cierre
  • Información sobre el tipo de junta, tema o invitados de la siguiente reunión
  • Informes de actividades realizadas por parte de integrantes que se han hecho cargo de proyectos específicos
  • Avisos e invitaciones
  • En su caso, la lectura de los acuerdos a los que se llegó
  • Un aplauso
  • Saludos de mano o abrazos entre cada uno
  • Un convite o convivio, con bebidas e incluso alimentos
  • Actividades para levantar y organizar el cierre
  • La despedida y salida de quienes se van retirando.

Cuando hay un período de convivencia, con galletas, café y té por ejemplo, se establece un momento de descanso y socialización. En algunos grupos esto es parte de un intermedio. Pero incluso estos espacios de socialización suelen ser parte integral de lo que el grupo ofrece, por lo que suelen tener por ese motivo una estructura, misma que también nos organiza internamente y educa, para la convivencia social no-violenta en otros espacios.

 

Duración y frecuencia

Las juntas de un grupo de autoayuda comúnmente tienen una duración de hora y media o bien de dos horas. En algunos pocos casos son de solamente una hora, como en zonas de oficina y horarios a mitad del día. Suelen ser de dos y sin descanso intermedio en grupos y juntas donde se aborda más directamente lo emocional.

La frecuencia de las reuniones es muy variable, siendo la norma mundialmente una sola reunión por semana. En México, es común que los grupos tengan varias reuniones a la semana. En aquellos casos en que hay reuniones diarias, inclusive continuas, casi todo el día, se trata en realidad de múltiples grupos distintos que operan flexiblemente, y casi continuamente en un mismo local.

 

 

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